Debería
haber pedido permiso para escribir esta historia mas no lo he hecho. Ayer encontré
una historia escrita en unos folios desgastados. Algunas de las partes están
transcritas exactamente del original, otras son una burda intención de rellenar
las partes ilegibles…
No
es fina mi pluma si trato de describir en una sola palabra la vida que me has
devuelto. Maravillosa…
Complicidad
que me hace rozar las nubes; el sonido de tu risa, que aún en el peor de los
momentos, me saca una sonrisa sentida; criticas que me azuzan a seguir; besos
buscados y encontrados; sentirme protegida en tus abrazos; buscada en la sutileza
de los roces fortuitos; deseada en tu mirada…
Como
bien me recuerda una amiga “los puentes se cruzan cuando llegas a ellos”. Mas cuando
te encuentras al borde del precipicio el puente tienes que construirlo tú…
Nadie nos pregunta si queremos nacer en este mundo, supongo que tampoco nadie
decide por nosotros… muchas de las elecciones que hacemos no las tomamos de
forma consciente. Y otras, de las cuales creemos ser conscientes, no son
nuestras. Elegimos nuestra ropa, elegimos qué comer, elegimos nuestras casas,
nuestros estudios, si salimos pronto o llegamos tarde… pero muchas de nuestras
supuestas elecciones no son tales.

Así,
aunque tengamos la sensación de llevar tatuada en la frente alguna palabra del
calibre de “tonta”, posiblemente, dejar pasar el tren sea una de las elecciones
más altruistas que podamos regalarnos.
Me
perdería contigo y en ti… sin dudarlo…