
Posiblemente
viva lejos, o no la veas todo lo que te gustaría, porque a pesar de los
pesares, la quieres. Aunque cuando está todo se vuelva convulso, caótico, y muy
centralizado (en Yomas, por supuesto). Te dirá que es el pegamento que aún
mantiene unida a la pandilla, que solo quedamos cuando aparece. Y de alguna
manera puede que tenga razón, sin embargo, no es del todo cierto. La pandilla
se ve cuando puede; cuando le apetece; cuando el acontecimiento así lo requiere;
no por obligación. Y sin pregonarlo a los cuatro vientos.
(Si
tengo que ser sincera, últimamente por obligación hago muy poquitas cosas, los
esfuerzos poco apetecibles no los hago por cualquiera y lo de quedar bien,
nunca fue conmigo, así que sacad vuestras propias conclusiones).
Pero
volvamos a Yomas.

Yomas
omitió decir en su definición que también es una persona olvidadiza, pero con
una característica muy especial. Yomas verbalizará de forma muy dadivosa algo
que va a hacer por ti que luego jamás hará (se le olvidó), pero cuando cuente sus historias lo
habrá hecho de forma generosa y totalmente altruista, sobre todo si tiene un
público entregado a girar en su tiovivo. Y lo peor de todo, no es que no lo
haya hecho, lo peor es que Yomas piensa que lo hizo y merece tu agradecimiento
y el aplauso de todos por ello.
Yomas
es una persona muy comprensiva, no tiene ningún problema en regalarte tu tiempo
(perdón, escribí “tu”, quise escribir “su”). Llamas para contarle algo. Algo
que te ha sucedido y que te tiene preocupada. Puede que sea un problema de
salud, o familiar o de trabajo o de relaciones personales, no importa. Puede
que Yomas te deje contárselo, incluso plantear las dudas y preocupaciones que
te genera, pero, curiosamente, a ella le pasa lo mismo (corregido y aumentado)
y la conversación (sin saber cómo) gira, gira en torno a Yomas, una vez más.
Tras hora y media al teléfono terminará su monologo con un “te tengo que
colgar, a ver si me llamas y me cuentas como te van las cosas”.

Yomas
es una persona honesta, no miente, o al menos no miente siempre. Todos decimos mentiras, en ocasiones. Incluso cuando
afirmamos y aseguramos que no lo hacemos. Utilizamos falsas verdades en
beneficio propio o para evitar ser juzgados o no causar preocupación a alguien.
Y somos muy conscientes de ello, al menos algunos. Yomas es como todos los
demás seres humanos, miente, utiliza falsas afirmaciones en beneficio propio o
para evitar que alguien juzgue sus actos y ya. Lo de no causar preocupación se
lo pasa por el arco de triunfo y lo de ser consciente de que ha mentido, ¡eso! eso
se le olvida tan rápidamente que es capaz de volverte a mentir en la misma
frase mintiéndote sobre su mentira. ¡Es un genio!

Yomas
es Yomas. Y ahora mismo estará leyendo este pequeño “ensayo” analizándolo meticulosamente
y afirmando que no conoce a nadie así. Y siento decirte que curiosamente todos
tenemos una persona así en nuestras vidas a la que adoramos pero que hace que
nos hierva la sangre y nos revolvamos en la silla. Y si tú no la tienes es que
quizás, tú seas Yomas.