¿Existen
los ángeles? No puedo negarlo, aunque si afirmarlo.
Siempre
o casi siempre he tratado de no definirme, pero he de decir, para ser fiel a mi
misma, que no soy creyente, tal y como entendemos en la sociedad actual este
vocablo.
Creo
en mis hijos, dos maravillosos seres capaces de hacerme tocar el cielo y
arrastrarme por la preocupación con los más ínfimos detalles. Creo en mi
familia que casi siempre ha estado ahí, a su manera, con sus exigencias, sus
juicios, su generosidad, su humildad. Creo en mi gente, con sus silencios, sus
desapariciones, su saber estar, sus egoísmos, su derroche. Creo en la gente,
con sus ilusiones, sus problemas, sus miserias, sus extravagancias, su
ignorancia, sus opiniones, sus expectativas. Creo en las personas que dan a
cambio de nada, simplemente por el hecho de hacer suyos los problemas de los demás.
Creo en la conciencia social, independientemente de las ideologías políticas,
porque en ella está la evolución humana. Creo en los pequeños detalles, esos
que hacen que los días sean diferentes. Creo en las palabras, en todas y cada
una de ellas, hacen interesantes nuestras vidas. Creo en el arte siempre capaz
de despertar sensaciones. Creo en la curiosidad sana que nos empuja a conocer
cada día algo nuevo. Creo en las relaciones entre las personas,
independientemente del sexo, edad, ideologías o creencias. Creo en el poder de
la información y lo dañina que puede ser cuando esta se manipula para obtener
de forma fraudulenta objetivos prefijados. Creo en el conocimiento, ya que él
nos da la facultad de opinar, discernir, elegir, errar… Creo en el amor, las
sensaciones, las mariposas en el estomago, la pasión, los besos, los abrazos,
los sentimientos… Creo en las contradicciones, son estupendas y son el algo
diferente de cada uno. Creo en aquellos que entran en nuestras vidas y la ponen
patas arriba. Creo en el poder de la naturaleza. Creo en la vida y esas
tentaciones que nos regala para deleitarnos. Creo en la mirada de mi gente, ese
poder infinito que las palabras tratan de plasmar y no logran conseguir. Creo
en las caricias, su calidez, su significado, su esplendido poder de curación. Creo
en el respeto y la tolerancia, de todos por todo, o casi todo. Creo en mi
misma, con mis miserias, mis complejos, mis inseguridades, mis miedos, mis
torpezas, mis ilusiones, mis palabras, mis acciones, mis errores, mis
vivencias, mis ganas de más, mis pasiones, mis tentaciones, mis abrazos, mis…

Creo
en los ángeles, en los terrenales, en esos que se cruzan en tu vida y se quedan
haciéndola interesante, divertida, pasional… convirtiéndola en merecedora de
ser vivida…
Creyente,
el significado convencional no fue de mi gusto nunca. Quizás mi significado no
sea el correcto, mas como podéis leer soy creyente ¡y mucho! Y si, creo en los ángeles…
quizás los míos sean de carne y hueso, de los que ríen, sienten rabia, se
apasionan, lloran, besan… creo en ellos, quizás más imperfectos pero ángeles,
mis ángeles, al fin y al cabo.