
De
vez en cuando, reabría aquel cuaderno, aquel que en otro tiempo le había
servido de sumidero emocional. De vez en cuando, recordaba lo soñado… una
pequeña pincelada de color…
Juan
había conseguido un buen ascenso laboral, el trabajo consumía la mayor parte de
su tiempo; apenas tenía tiempo de disfrutar de su éxito. Aunque en su interior
todo ese triunfo laboral no tenía la menor relevancia, era un paso, solo eso. Las
felicitaciones no eran más que palabras que hacían engordar su ego superficial y
el desasosiego emocional que lo invadía.
De
vez en cuando, se permitía unas horas vacías de actividades programadas,
reuniones maratonianas, presiones toreadas… De vez en cuando, dejaba que
algunos recuerdos emborracharan su tiempo… una pequeña pincelada de color…
El
día se había levantado embebido en una densa niebla. Poco a poco se fue
retirando como quien desaparece en la arena de un reloj. La mañana iba transcurriendo
entre nubes y arcoíris. Mientras trabajaba en un proyecto atragantado desde hacía
meses recordó algo, colgó el teléfono sin despedirse, apago el ordenador y
salió de la oficina sin dar ninguna explicación…

Aquel
comunicado le había llevado más tiempo del que había programado, veinte minutos
más. ¡Qué ganas de llegar a casa! ¡Qué ganas de perderse en la nada! Se
despidió del recepcionista y salió a la calle, el sol se escondía tras los
edificios, y se agradecía no haber guardado el abrigo. Buscó las llaves, dudando
si las había dejado encima del escritorio, cuando levanto la mirada tras
encontrarlas dudó de lo que estaba viendo.
Sin
mediar palabra se abrazaron… tierno, cariñoso, dejándose llevar…
-
Estaba preocupado, no sabía nada de ti, no
contestabas a mis mensajes, ni cogías mis llamadas, ni… estaba preocupado…
-
A eso he venido, a tratar de explicarte…
-
Sube, vamos a casa. Preparamos algo de cena y
hablamos tranquilamente…
Abrieron
una botella de vino, la acompañaron con buen queso y algo de embutido de la
tierra, mientras la conversación explicaba los últimos meses… los miedos fueron
desapareciendo, los resquemores se diluyeron, los penseques perdieron toda su
fuerza, las suposiciones erradas fueron truncadas…
Inés
regresó al trabajo dos días después… nadie le pidió explicaciones, su sonrisa
era más que suficiente para responder aquellas miradas…