…amistad…
quizás no soy digna ni de nombrarte, al parecer no entiendo bien tu esencia.

Todos
a mí alrededor tienen cosas más interesantes que contar. A quién le va a
interesar que ayer discutí con mi hija y que tengo que mantenerme firme a pesar
de que lo que me pide el cuerpo es dar mi brazo a torcer aún a sabiendas que
flaco favor le haría… o que esta noche volví a pasarla en vela y que mi
capacidad de concentración en la lectura (algo que me encanta) se ve tan
mermada por la falta de sueño que no consigo leer más de dos páginas seguidas. O
que he estado tres años de mi vida haciendo del ombligo del mundo (de mi mundo)
a una persona que no lo merecía. O que…
Mis
historias no tienen ningún interés, al menos para mí, y por esa misma razón,
creo que para los demás tampoco. Con el tiempo, me he ido acostumbrando a
contar batallitas de tiempos pasados y a ignorar la rutina de ayer. Y esto, que
yo pensaba que hacia bien (porque hasta ahora había funcionado) ha resultado
ser un problema. Los demás se dan y yo hago como los caracoles.
Tengo
grandes amigos, aunque es cierto que me sobran algunos dedos de la mano para
contarlos, y al igual que yo tienen sus defectos que los hacen únicos,
interesantes, buenas personas y grandes, grandes amigos y a los que no quiero
renunciar por esos pequeños detalles que voy descubriendo y que no me gustan o
no entiendo. No quiero renunciar a sus risas, ni a sus llamadas nerviosas de
madrugada, ni a sus preocupaciones, ni a sus criticas, ni a sus meteduras de
pata… no quiero renunciar a seguir estando ahí… para escuchar, reconfortar,
ayudar, acompañar… pero sobre todo para sonreír cuando ríen y son felices...
son otro trocito de mi felicidad…
Hasta
ahora ninguno se había quejado de que yo contara poco, de otras facetas, si, pero
de esta en particular, no, hasta ahora… Sé que la amistad es algo que hay que
alimentar de los dos lados, a veces tira más uno que el otro, pero las tornas
cambian cada cierto tiempo, sé que si la amistad puede superar distancias,
tiempos y dificultades, durara, casí seguro, para siempre. Pero nunca me había
planteado que el intercambio de información casual fuera necesaria… la
información de mi vida la suelo dar a pequeños retazos en conversaciones,
sobre política, música, programas de televisión, valores vitales, sexo o en
cualquier otra que se te ocurra, incluso mi blog contiene mucha información de
mi vida escondida entre otras historias inventadas… al parecer no es suficiente…
Así
que para empezar, aquí está esta entrada, escrita a vuelapluma como las demás,
pero con mucho de mi misma y nada inventado… el próximo paso será no olvidar…