
Aquel
ascensor no era peligroso en si mismo, el verdadero peligro habitaba en lo que
su poderosa imaginación le había mostrado dentro de él y le había hecho sentir
de forma tan vívida.
Las
palabras aún retumbaban en su cabeza, junto con las imágenes proyectadas de
forma repetitiva… entraba sin remedio en la espiral de la indiferencia y no
veía salida posible…
“…demasiado
complicado…” le había oído decir entre lagunas de memoria y besos prohibidos.
“…estás
loco, tienes estabilidad y una vida casi hecha… simplemente tienes una mala
racha, olvidarlo es lo mejor que puedes hacer…” las palabras brotaban de la
boca de alguien que apenas conocía.
“…
¿…ella… por qué no yo?... “éstas no salieron al exterior, pero fueron gritadas
tantas veces que parecían las más reales.
Así,
sin más, fue vetada en sus propios sueños… malas pasadas que juega el
subconsciente cuando le dejamos campar a sus anchas.
Se
había despertado como cuando tenía pesadillas siendo pequeña, ignorando las imágenes
y haciendo que la lógica regresara a su cama. Empapada en sudor se envolvió en
una manta y salió al patio en busca del frío. Sentada en los escalones, mientras
apuraba un cigarrillo… las estrellas aún la contemplaban… desterraba imágenes amenazadoras, sensaciones
aterradoras y pensamientos ridículos, su móvil anunciaba que su subconsciente
veto no era más que un mal sueño.
-“…estas
despierta? …puedes salir un momento?”
Leyó
el mensaje, incrédula, un par de veces y se asomó a la puerta…
…una
sonrisa la acogía y hacía desaparecer el mundo…
Se
acercó y rozo sus labios sin apenas susurrar una palabra. Saboreó cada segundo…
-“…sólo
quería besarte…”
Subió
a su coche y desapareció…

…espiral
de indiferencia que la sumía en la más absoluta impotencia…