Vericuetos laberínticos

... gorgoritos de pasión contenida… eso sentía, sin ningún lugar a dudas. Mas los pucheros viejos tienen tapaderas ajadas…, aunque todo lo que dejan escapar es un sutil olor a guiso casero…

La curiosidad, mejor dicho, la duda que al parecer creaba una labor casera, era digna de mención. La duda andaba corriendo entre la incredulidad y la grata sorpresa, de un lado para otro, sin prisa, pero sin pausa: “…¿Cómo?... ¿Tu?... no es posible. ¿… en serio?... no, venga, dime quién lo ha hecho… ¿lo has hecho tu?...”

¿Alguien puede ilustrarme? ¿Es extraño que una persona que trabaja con nuevas tecnologías, sepa hacer algo manualmente? (y al parecer, hacerlo bien).

Aunque sus dudas me confirman, que su definición estaba mal construida… aunque eso no implique un cambio…

¡¡Pues eso!!

… y al mirar vi a una persona que gritaba entrecortadamente a los cuatro vientos la impotencia que le embargaba…

“… levantarme e ir a trabajar después de haber guardado cola en el cuarto de baño de casa porque el pelo de mi hija se había levantado rebelde; trabajar como una posesa, sin grandes sueldos, pero motivada por un trabajo que me gusta; regresar a casa para cocinar para mi familia que llegará con ganas de pasar un rato juntos para luego salir en desbandada a las actividades vespertinas; sentirme orgullosa porque el mes me hubiera permitido ahorrar treinta euros; viajar de vez en cuando, ver algún pueblecito que no conociera,… disfrutar de un día de playa al año; acurrucarme en los brazos de alguien cuando mis fuerzas se agotaran o me asaltara una pesadilla; … vivir, disfrutar de lo que tengo sin muchas preocupaciones... y otro hijo…”

…me alejé, por respeto a aquel momento de intimidad con la naturaleza, mientras en mi fuero interno gritaba desgañitándome ¡¡Pues eso, joer, pues eso!!