viernes, 1 de marzo de 2013

...canciones...


El sol se colaba entre las rendijas de la persiana, (¿qué hora podía ser? ¿las diez de la mañana?), alargó la mano para buscar el móvil (los móviles aún no tenían patas, ¿dónde lo había dejado?). Eran las doce y media (¡las doce y media!). La casa estaba demasiado silenciosa, no se oía la radio, ni la ducha, ni… no se oía nada. Había una nota encima de la mesa del salón “nos hemos ido para dejarte descansar, volveremos esta noche. Besos”.  

Había café caliente, incluso alguien había salido a comprar cruasanes recién hechos. Disfrutó de su desayuno mientras echaba un vistazo a la prensa digital, las noticias no hacían que aquel día fuera diferente del anterior, aunque alguna era más que curiosa. Recogió el salón y abrió las ventanas de todas las habitaciones, hacía frío, pero le encantaba esa sensación… se dio una larga ducha y se envolvió en su toalla favorita. Tenía varios “whatsapp” sin leer, dos notificaciones de “twitter” y nueve comunicaciones en “facebook”… le dolía la cabeza, la noche anterior había sido una locura, una maravillosa locura. Algún día escribiría sobre ella, algún día…

Salió a comprar los periódicos del domingo, le encantaba leer la prensa dominical sentada junto a la ventana, en el sofá, mientras se bebía el segundo o el tercer café de la mañana. Los domingos por la mañana su barrio era tranquilo, silencioso, apenas había tráfico… Se hallaba inmersa en un artículo económico que trataba de poner algo de luz en la situación actual de la economía nacional (algo que no consiguió) cuando algo la distrajo, alguien (nada egoísta) pasaba por la calle en coche con la música tan alta que hasta los cristales de la ventana vibraban. La canción que sonaba era una versión de “Alegría” del Circo del Sol de Dj Varo.

¿Aquella canción? aquella la había escuchado y bailado la noche anterior varias veces. Se había encontrado con Juan en uno de los locales más especiales de la ciudad. Mientras sonaba la canción Juan le había susurrado al oído “cada vez que la escuches no podrás evitar pensar en mi”. Ella rió aquella ocurrencia casi adolescente y siguió bailando y disfrutando de una noche que tendió a tornarse interesante…

El generoso con la música pasó varías veces junto a la ventana de Inés, curiosamente siempre sonaba la misma pista haciendo que Inés cerrara los ojos y volviera a sentir las sensaciones de la noche anterior… Cerró los periódicos, se acurrucó bajo la manta del sofá y cerró los ojos, allí las sensaciones regresaron entre sueños y canciones…

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