Ayer,
mientras la luna azul hacía su aparición tras el puente y el aire traía olores
otoñales, la camarera, en un alarde de amabilidad nos acercó unas mantas. El
otoño está empujando al verano y quiere instalarse antes de tiempo. Las
chaquetas y calcetines salen de los armarios deseosos de olvidar este suspiro
veraniego. Los fumadores nos resistimos a entrar en los locales, aferrándonos
con inusual estilo al calor que desprenden aquellas mantas y nuestro café…
Ayer, mientras descubría “la madre tierra charra”, me sorprendí echándote de
menos. La compañía era muy agradable, mas las palabras volaban enredándose en
las ramas de los chopos, conversaciones domingueras, puestas al día y
exageraciones infructuosas… Allí estaba yo, en mi río, en mi lugar, disfrutando
del momento y pensándote…
Tras
las conversaciones ajenas murmuraba el Tormes, lento, pausado, saludando a los
trovadores de vocablos lujosos y vacios de significado, sonriendo a los
malabaristas de buenas intenciones caídas en saco roto, ignorando a los
pregoneros de grandes hazañas (inventadas todas ellas)… Murmullos y susurradas
declaraciones de principios utópicos, los “debería ser” usurpaban el terreno a
los intrincados vecinos “pero es así” y como colofón el “es lo que hay”
acallaba la charla… Y allí estaba yo, en mi río, en mi lugar, disfrutando del
momento y pensándote…
El
frío, o al menos su hermano menor, hizo acto de presencia, y amparadas detrás
de las cristaleras pasé a ser un tema de conversación, incómoda situación
cuando las buenas palabras son procesadas como sermones infructuosos. El
silencio de alguno de los comensales evidenciaba la inusual situación, o quizás
el haber arrebatado su tiempo de protagonismo había hecho aquel nudo en su garganta,
sea como fuere, la tertulia (alimento del alma) repicaba a arrebato. Era hora
de cambiar de escenario y de protagonista principal… Y allí estaba yo, en mi
río, en mi lugar, disfrutando del momento y pensándote…
Al
calor del lugar, acurrucadas en los recuerdos que el pianista nos regalaba a
cada momento, hicimos nuestro particular aquelarre. Intenciones, objetivos,
viajes, planes, futuribles… bella noche nos regaló el día, intensos momentos
nos regaló la luna, quebradizos recuerdos nos regalamos… Y allí estaba yo, en
mi río, en mi lugar, disfrutando del momento y pensándote…
…pensándote,
deseando dejar de desear, añorando el tiempo, disfrutando del momento…