miércoles, 3 de octubre de 2012

...nuestro desastre...


…tras la ventana se dibujaba la silueta de una mujer. Dio un pequeño toque en el cristal. La ventana se abrió y una sonrisa le dio la bienvenida. Llevaba el pelo recogido en una mezcla de coleta descuidada y moño enmarañado. El pijama era viejo, dado de sí, sus muchos lavados dejaban entrever su figura. Llevaba una bayeta en la mano, amarilla, de las que sirven para recoger las migas de pan de la mesa…


-¡Entra! ¿Te apetece un café? Acabo de poner una cafetera. Te abro la puerta, espera…

…olía a café, el aire circulaba libremente, las ventanas estaban abiertas. El cubo de la fregona en el pasillo delataba que las tareas de la casa estaban a punto de ser terminadas. Sin mediar palabra un abrazo le sorprendió gratamente, acogedor, delicado, sentido...

-¡Pasa! Curiosea, voy a por dos tazas de café, lo quieres con leche, ¿verdad?

…las paredes estaban desconchadas por una evidente humedad que había echado a perder la pintura, los muebles descabalados, ninguno tenía que ver con otro, una cama hacía las veces de sofá en el salón, las bombillas de bajo consumo colgaban de sus casquillos sin otro ornamento que el techo blanco, libros y libros por todas partes, en la entrada, en el salón, en el pasillo, en las habitaciones, fotos de familia y recuerdos de trabajos infantiles, había siluetas de manos blancas en el pasillo, sobre las paredes…

-Estaba terminando de recoger un poco, ¡ordenando el caos!, al menos intentándolo. ¿No habías visto la casa? Es un desastre, pero es nuestro desastre…

… sonaba música, un grifo abierto y cubiertos, los olores a comida entraban y salían, la puerta del patio estaba abierta, un patio donde a esas horas se mezclaban la ropa recién tendida, los huevos batidos y un guiso que olía a gloria…

-Pintamos cada dos o tres años, y cada uno elije el color de su habitación y los dibujos que quiere sobre las paredes, en el pasillo (ya por costumbre) ponemos las huellas de nuestras manos… las humedades no nos dejan disfrutar mucho del trabajo bien hecho, nos acostumbramos pronto a los desconchones y las manchas oscuras de humedad… la última vez nos dio por los colores con personalidad, pronto volveremos a pintar, quizás el verano que viene…

…las tazas de café humeaban encima de la mesa del salón, el caos hogareño le atrapó, se sentía a gusto, no lo lograba entender… él, …que idolatraba el minimalismo, que todo tuviera un orden lógico, que todo fuera a juego, que todo… encajara… él, se sentía bien, acogido, sin ganas de que la sensación terminara…


…en ocasiones la vida te muestra que los prejuicios materiales, las falsas imágenes deseadas, el derroche de alienación decorativa, no es más que eso, lugares idílicos donde posarías la mirada incluso el deseo, pero no te sentarías a pasar una tarde de manta y palomitas de maíz… 

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