martes, 29 de noviembre de 2011

...dejándome...


Allí, donde se cruzan los caminos de lo humano y lo divino, allí, donde el horizonte olvida su nombre, allí… allí todo parece posible. Se engalanan las chabolas, los invidentes dirigen el tráfico, los políticos me representan, los comentarios recalcitrantes son sexys, incluso los perros hablan… allí, en aquel lugar que durante mi infancia visitaba pensándolo eterno y localizable… allí han dejado las musas todas mis ideas positivas, y esas ganas de ser… estoy secuestrada por un territorio inhóspito… dos mundos distintos y habitables se venden ante mi… la duda me va ganando la partida, la cordura y la desazón comparten la misma vivienda (me ofrecen una habitación sin ventana); la lujuria y la sensatez viven en aquella casa roja (tienen un precioso jardín); la locura y la sensibilidad viven enamoradas; la dignidad está a punto de mudarse al sótano (no puede pagar el alquiler); la vergüenza y la humildad han comenzado a vivir juntas (en la entreplanta de aquel hotel abandonado); el trabajo ha decidido irse de okupa (no aguanta más la presión); la salud decidió dejarse marchitar en el patio de atrás del colegio; la esperanza… la esperanza era verde y se la comió un burro (Resignación le decían) … y yo he de decidir con quien me quedo… secuestrada en un territorio salvaje, por inventar, con ganas de todo y fuerzas de nada; de momento… dejándome llevar.

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