martes, 13 de diciembre de 2011

..navidades...




En estas fechas nos volvemos, solidarios, amables, responsables, cordiales, benévolos, compasivos, humanitarios, sensibles… nos volvemos tontos, nos ponemos la máscara de la conciencia recién lavada y sonreímos… aunque bien mirado, es una oportunidad para regalar a la familia momentos entrañables, si bien antes pasamos por momentos críticos dignos de mención.
El modelito que lucirás en la cena de nochebuena te saldrá casi como una letra del coche, pero si lo piensas bien lo podrás aprovechar (sólo el básico y los zapatos, claro) para la comida del día de Reyes.
Por fin vas a poner en práctica lo que aprendiste en aquel curso de protocolo que hiciste por la cámara de comercio en horas de trabajo.
Has reservado una partida especial del presupuesto mensual para tus obligadas visitas a la peluquería (al menos tres).
Has hecho rigurosas pruebas del maquillaje que llevaras en las ocasiones especiales que están por venir (se llaman ocasiones especiales porque permiten que la pequeña restauración que normalmente te haces sea pecata minuta).
Has elegido el vino, carísimo (lo cual significa que tiene que gustar por narices), no lo has probado, pero su precio no te genera ningún tipo de dudas: tiene que estar buenísimo.
Has preguntado por los invitados (familia, todos ellos), y vas a coincidir con la mujer de tu hermano… estas leyendo de nuevo “el arte de la guerra” y “en boca cerrada no entran moscas”.
Has investigado en internet y llevarás lo último de lo último en canapés: carpaccio de delicias de cochinillo sobre lecho de bulbos caramelizados (más conocido por todos, como morcilla con cebolla).
… … …

Momentos críticos que son la antesala obligatoria de estas entrañables fiestas…

Se nos ha olvidado lo básico, la esencia y no me estoy refiriendo a los momentos religiosos, me refiero a la diversión, a las sonrisas sentidas y consentidas, a los villancicos ridículos cantados en familia, a esos abrazos tan especiales, a los besos de medianoche, a disfrutar mirando a tu padre dormido como un tronco en el sillón, a dejarnos llevar por las luces y disfrutar, sin zarandajas ni aspavientos… mis navidades serán unas navidades en minúscula, no las quiero de otra manera, mas trataré de disfrutarlas … (deséame suerte, ja!!)

martes, 29 de noviembre de 2011

...dejándome...


Allí, donde se cruzan los caminos de lo humano y lo divino, allí, donde el horizonte olvida su nombre, allí… allí todo parece posible. Se engalanan las chabolas, los invidentes dirigen el tráfico, los políticos me representan, los comentarios recalcitrantes son sexys, incluso los perros hablan… allí, en aquel lugar que durante mi infancia visitaba pensándolo eterno y localizable… allí han dejado las musas todas mis ideas positivas, y esas ganas de ser… estoy secuestrada por un territorio inhóspito… dos mundos distintos y habitables se venden ante mi… la duda me va ganando la partida, la cordura y la desazón comparten la misma vivienda (me ofrecen una habitación sin ventana); la lujuria y la sensatez viven en aquella casa roja (tienen un precioso jardín); la locura y la sensibilidad viven enamoradas; la dignidad está a punto de mudarse al sótano (no puede pagar el alquiler); la vergüenza y la humildad han comenzado a vivir juntas (en la entreplanta de aquel hotel abandonado); el trabajo ha decidido irse de okupa (no aguanta más la presión); la salud decidió dejarse marchitar en el patio de atrás del colegio; la esperanza… la esperanza era verde y se la comió un burro (Resignación le decían) … y yo he de decidir con quien me quedo… secuestrada en un territorio salvaje, por inventar, con ganas de todo y fuerzas de nada; de momento… dejándome llevar.

martes, 1 de noviembre de 2011

...ambrosía...




Preñada de buenas sensaciones, así regreso a casa.

Abusando de su maravillosa hospitalidad he invadido el territorio que cuidan para disfrutar de momentos hogareños bajo la atenta mirada de un cielo despejado y unas asombrosas montañas que parecen esconder cada uno de esos pequeños prados de los que brotan antiguas y atávicas historias como los pájaros esconden sus nidos colmados.

Me han prestado el tiempo, tiempo para poder disfrutar, reír, charlar… me han prestado mi tiempo de reencuentro conmigo misma sin prisas, sin preocupaciones, sin ataduras, me han prestado mi tiempo y en su compañía he descubierto senderos sembrados de sonrisas, brazos en los que apoyarme sin miedo, silencios cargados de significado, dibujos culares espectaculares, perspectivas actuales diferentes y sorprendentes. Todos tan diferentes y tan dispuestos a disfrutar juntos. El tiempo se ha enamorado de ellos y no es de extrañar, siempre dispuestos, siempre atentos, siempre con esa sensibilidad tan particular…

He desayunado bajo los rayos del sol, mientras octubre se despedía de nosotros; he recordado que los sentimientos no los puedes guardar en un cofre, hay que ponerlos al sol para que maduren; me he sentido parte integrante, no ha habido prisas para llegar a ningún sitio (aunque a Kiko se le terminase la cerveza), acompasándose a mi lento ritmo; he disfrutado de mis primeros calvotes de la temporada (y creo que los únicos)… dos días empapados en el alma de la precursora del encuentro, dos días profanando mi rutina, dos días brindados a no saber,(después de tantas palabras), como agradecer la compañía… dos días a los que el resto envidiaran con osadía…

jueves, 20 de octubre de 2011

...le fallé



Corría y zigzagueaba por los caminos, yendo y viniendo, siempre con su corazón puesto en la compañía de los que paseaban junto a ella.
Disfrutaba del momento, ahora era su momento más feliz.
Cada vez que el camino le brindaba una piedra simplemente jugueteaba con ella, cuanto más grande mayor era la diversión. … y esa manera tan peculiar de beber agua intentando morder la solidez de su alma. Era feliz…
Cuatro años de idas y venidas, cuatro años demostrando que sus ganas de vivir eran más fuertes que un envenenamiento, o un calcetín con sabor a queso que acampo en su interior durante dos semanas… era vida, incansable, paciente, cuidadosa, preocupada, inquieta… intensa, alegre, tontorrona… con esa mirada que parecía gritar “¡venga, vamos!”…

lunes, 3 de octubre de 2011

...pena...


Las palabras brotan de su boca. Y hay una que nace desde lo más hondo de su alma. La dice con rabia, resignada y con cierto halo de esperanza… pena, la maldita pena… Habla de los dos últimos años de su vida y lo resume verbalizando una sola palabra, pena, aunque con muchos, infinitos, matices. Y mientras habla, la tristeza emana de su cuerpo a borbotones, el cansancio dibuja sus gestos, la resignación acentúa su ritmo…
…mientras, el hielo se derrite en un vaso de café… tanta energía diluida en una relación finita.
Palabras vertidas sustentando una vida durante tanto tiempo, tantas conversaciones planificando un futuro probable… y todas y cada una de ellas encarceladas en un engaño inconsciente disfrazado de emociones nuevas, viajes intrépidos, sentimientos reencontrados… una vida inventada…
¿Reinventamos nuestras vidas para hacerlas únicas?

sábado, 24 de septiembre de 2011

Nueve lunas... nueve



La sonrisa que la caracteriza, cuando sonríe ilumina el lugar donde se encuentra, siempre ha sido así, incluso cuando la vida la puso a prueba… y ahora la vida le regala otro momento… más vida…

Tras saltar por el balcón intentando enterrar la desesperación vital que la ahogaba; superar enfermedades modernas que casi la consumieron; obviar con gracia que su familia hasta el suceso que ella creía su último acto no se volcara en ella; tras ir conquistando a pequeños pasos una rehabilitación lenta pero llena de ganas; la vida la sorprende con más vida…

Toda una vida sopesando lo correcto y lo incorrecto, ocultando sus sentimientos y relaciones tormentosas; eligiendo el momento preciso y adecuado para cada palabra, cada acto, cada relación… ahora cuando pensaba que todo lo que había intentado para conseguir su anhelo más íntimo había sido inútil y se había rendido… ahora la vida la sorprende con una relación inesperada, y con un íntimo deseo casi cumplido…

La fuerza de voluntad ha marcado toda su vida. Pasó de ser el patito feo escolar al cisne deseado, nadó entre la superficialidad y la riqueza interior… y logró el perfecto equilibrio… su vida siempre ha tenido el sentido que ella deseo y por el que luchó… y ahora la vida la sorprende con un nuevo matiz, un nuevo y maravilloso matiz… más vida…

Al parecer la ciclotimia hormonal reaparece en mi entorno. Ya son cuatro, cuatro mujeres que estando en diferentes etapas vitales, rehacen un futuro… faltan cinco… y a pesar de todo deseo con todas mis fuerzas ser una de ellas.
A pesar de que la edad o quizás la cultura educacional que tan arraigada tenemos nos dicta que va contra natura, ellas han decidido que ahora es el momento. Esas cuatro fantásticas mujeres van a donar su tiempo, su cuerpo, su vida… a sus retoños, sin mirar atrás, sin a penas plantearse si el momento es el perfecto, cerrando los ojos a las posibles complicaciones médicas, generacionales, económicas, vitales… y abriéndolos a la ilusión, la esperanza, la felicidad… a un nuevo proyecto de futuro. Al parecer no cambian sus ritmos actuales, asentados y cómodos por mirar como un diminuto ser duerme placidamente mientras las hace sonreír.
Su declaración de intenciones es brutal. Por encima de la liberación de la mujer, por encima de épocas de igualdad y paridad, por encima de trabajos absorbentes que exigen tiempo y dedicación, por encima de los tiempos que corren todas y cada una de ellas en sus diferentes vidas, gritan al mundo que a pesar de todo son atávicamente mujeres.
Todas mujeres y todas diferentes al igual que su anuncio… las redes sociales, una llamada de teléfono, una secreta conversación ante un café, una contestación a un comentario ya de por si maravilloso, todas lo han anunciado sin esperar la aprobación, esperando la alegría de los suyos y temerosas de las posibles críticas…
Nueve lunas, nueve…

lunes, 19 de septiembre de 2011

... en fin


Ahora que el tiempo sigue pasando al mismo ritmo que lo hacia cuando nuestros padres eran pequeños, o cuando nuestros más antiguos antepasados tenían tiempo de sentarse debajo de un árbol y disfrutar de su tiempo.
Ahora que la tecnología nos facilita el trabajo, las compras, los fastidiosos trámites bancarios, la relación con los profesores de nuestros hijos, las relaciones sociales y las de pareja…
Ahora es cuando más estresados, menos felices y más enfadados estamos con el mundo. ¿Qué está pasando? ¿Hemos perdido esas habilidades que tanta satisfacción procuraron a nuestros ancestros? ¿Estamos realmente evolucionando? O por el contrario, ¿estamos involucionando?

Nuestras relaciones de pareja se han convertido en machacantes sesiones de perfeccionismo. Tienes que estar perfecta: el pantalón bien planchado y por supuesto de esta temporada; los labios pintados con el último grito en pintalabios con efecto tatuaje; los complementos (¡oh! ¡Los complementos!) sin los cuales es como si llevaras un saco por encima… Todas tenemos que tener largas y lisas melenas color chocolate (un precioso color, igualito que el antiguo marrón oscuro); una figura fina, sin redondeces en las caderas, todas iguales. Así que cuando vamos de compras, las primeras tallas que desaparecen son las mismas…
…Ya estoy cansada y aún no ha llegado el momento de la cita, del encuentro con la persona que te gusta, con la que solo quieres pasar un buen rato y con la que mantendrás una conversación de besugos para decidir donde encontrarnos…

¿De verdad son necesarios todos estos envoltorios para poder mantener una relación de pareja sana? Si lo pienso racionalmente, no es necesario o al menos no debería serlo.
Aunque después de pensarlo, mis miedos más superficiales hacen su aparición. Me compraré esos pantalones tan monos que he visto, y aquel lápiz de labios y luego decidiré cuando lo llamo para quedar a tomar una caña.

La cita, glorioso momento.

Llevas casi todo el día imaginando y creando fantasiosas conversaciones, el encuentro, su aspecto… todo. Y la otra parte del día, restaurándote; alisándote el pelo; poniéndote la mascarilla facial que anuncian para chicas de tu edad y que no hace milagros, pero que hará que te veas (y te vean) fabulosa; depilándote, por si ocurriera algo; probándote camisas y camisetas con tus pantalones nuevos; hidratándote con aquella leche que olía tan bien y era tan cara; maquillándote (aquí si que podría asegurar que algunas hacen un magnífico trabajo de restauración)… cuando miras el reloj, sólo te quedan cinco minutos para llegar al otro extremo de la ciudad, en hora punta, y piensas “ no he sido puntual en toda mi vida, no voy a serlo en la primera cita, ¡que se acostumbre!”. Cuando llegas, tu cita tiene cara de “no pensará que voy a esperar siempre” y voz de “acabo de llegar, no te preocupes”. Tomáis algo en la barra mientras preparan vuestra mesa. Las primeras conversaciones de una cita suelen ser atropelladas y muchas veces forzadas a fin de evitar los “¿incómodos?” silencios. Vuestra mesa esta preparada. ¡Ya era hora! Os entregan la carta y allí, ante tus ojos, está el gran dilema, pedir algo ligero, poca cosa; o por el contrario pedir el chupetón, ya que estáis en uno de los restaurantes con mayor fama por su carne. De repente, te oyes diciendo “una ensalada normal y el panaché de verduras del tiempo”. ¡¡Con lo que te apetecía aquel chuletón!!
A medida que va transcurriendo el tiempo, descubres que la persona que tienes sentada en frente, tienen un pequeño tic y una manera peculiar de coger la copa de vino, y por momentos sientes que llevas viendo aquello toda la vida y no lo puedes soportar más, a pesar de ser encantador; agradable; de fácil conversación, una vez roto el hielo; con unos ojos misteriosos; manos maravillosas y culo bien formado. Pero a pesar de todo eso, la única imagen que prevalece por encima de las demás, es su pequeño “defecto”. Cuando habéis terminado de cenar, te encuentras algo mareada y terminas tu primera cita precipitadamente.
Al día siguiente, cuando te sientas en la cafetería de siempre, con tus amigas de siempre y la conversación de siempre (después de una primera cita), dices: “no era para mi, levantaba el dedo meñique cuando cogía la copa, ¡¿te imaginas?! ¡Levantaba el dedo!”

¿Realmente somos capaces de no fijarnos en las facetas positivas, agradables de una persona por un pequeño defecto? ¿Dejamos escapar una posible relación por un mínimo detalle sin importancia y que seguramente con el tiempo se convertiría en encantador? ¿Juzgamos a la gente por su forma de andar o de subir las escaleras? ¿Miramos al espejo y juzgamos de igual manera?

sábado, 3 de septiembre de 2011

¿Realidades vitales? ¿Realidades virtuales?


Dichos manidos a los que recurrimos habitualmente. “El que espera desespera” “La esperanza es lo último que se pierde” “… así es la vida”.

Todos hemos recurrido a ellos en alguna conversación y lo que es peor aún, de vez en cuando hasta nos los creemos.

Hacemos de la realidad un recuerdo que encaje con nuestro mundo, distorsionando u omitiendo aquello que no encaja. Verbalizamos conversaciones, situaciones llenándolas de sensaciones y sentimientos personales, sin pararnos a pensar que aquello que omitimos inconscientemente para los demás puede ser lo que marca la diferencia.

Ahora, en la era de la comunicación y la información, la realidad está formada por infinitas posibilidades todas ellas válidas. Da vértigo pensar que mi realidad tan sólo lo es para mi. Aunque siempre trato de ser sincera y honesta conmigo misma, no puedo evitar pensar que muchas veces no soy capaz de conseguirlo, interpretando conversaciones, intentando adivinar reacciones, entreleyendo sentimientos, vaticinando futuros próximos… ¿mi realidad es veraz? Comienzo a dudarlo… quizás todo sea fruto de otra noche en blanco…

lunes, 9 de mayo de 2011

De cómo una palabra puede cambiar el transcurso de una vida



De cómo una palabra puede cambiar el transcurso de una vida.

“No estoy en el mismo punto que tu”

Aquello que para uno fue un no rotundo, para otro fue una esperanza guardada en el bolsillo.

Y ahora cuando miras hacia atrás piensas como podría haber sido si el no rotundo hubiera sido un si, aún con reparos.

Casi cuatro años, durante los cuales, quizás hubieras sido madre de nuevo (otro anhelo…), quizás hubieras visto el mar de nuevo, hubieras dejado de mirar por tu ventana, hubieras escrito tu primer relato real, hubieras aprendido a cocinar otras cosas… pero, claro esto es solo pura conjetura, … no hubiera estado mal… pero sobre los pasos dados no se puede volver…

Y ahora, que tu deseo es olvidar, decides escribir esta nota, decides que ella te lo recordará, asi podras descansar...

sábado, 30 de abril de 2011

Caminos, sendas y veredas


Cualquier camino sin ellos es un “sin sentido”. Tres caminos en uno, tres caminos diferentes, con sus árboles apostados a los lados, sus repechos, sus imposibles curvas; …sus baches llenos de gotas de lluvia, sus cortes por obras, sus rectas interminables, sus puestas de sol y amaneceres; …con sus heladas noches estrelladas… sus puentes y riachuelos, sus rocas en medio de la calzada, sus aprendices y resabidillos… sus señales escondidas detrás de los arbustos, sus tormentas, …sus bares de carretera, sus toros de mentirijillas… los penachos de flores silvestres…
Transitar por ese camino siempre debe haber sido complicado, incluso imposible para algunos, otros abandonaron el camino y volvieron a peregrinar por él, pasado un tiempo. Por suerte, muchos, (quizás haya sido exagerada), se quedaron y rodaron por él. Exploraron sus senderos, disfrutaron del recorrido mientras el tiempo en su infinito ciclo recogió la cosecha de su fructífero vientre; escondía la senda bajo las hojas amarillas de sucesos acaecidos; nevaba para aliviar el cansancio de los pies de los caminantes; …mientras el tiempo en su infinito ciclo hacia brotar los retoños que inundaban todos y cada uno de los rincones de la vereda.

Aquí estoy, quizás intrincada, silenciosa, risueña… seguro que a todos los andariegos que transitáis el camino se os ocurren mil y una palabras más (eso espero)… y seguiré estando explorando nuevas rutas, dejándome llevar por las huellas invisibles, los rastros inventados… seguiré estando…

martes, 19 de abril de 2011

Mi sueño de Morfeo


…Subida en unos tacones de ensueño veo como las jorobas del pasado no se retroalimentan del presente. ¡Por fin!

…Las cicatrices recuerdan viejas historias, las hay que aún supuran de vez en cuando, pero, ya no expelen ese hediondo hedor. No soy dueña del presente, mas empiezo a ser copropietaria…

…Paseo serenamente entre alimañas prehistóricas que lejos de incomodarme alimentan esa sensación de evolución, soy mejor que ayer… mientras, en la calle, la incasable voz del chatarrero inunda el silencio matinal que parece acompañar al espiritual de la Semana Santa. Ese personaje que se lleva de nuestras casas lo inservible, aquello que ya no funciona y ocupa espacio… despojando nuestras vidas de dudas defectuosas, dejando a su paso nuevos rincones que volver a utilizar…

Es curioso como, aún en sueños, puedes sentirte atropellada por antiguas sensaciones, como hay personajes que aún creen tener poder, lo que no saben es que ahora tienes unos quiméricos tacones que te hacen inmune a todas sus artimañas… y una última imagen, que de no ser tan íntima la sacaría en volandas por las calles, un bebé que sonríe entre mis brazos...

Morfeo ha decidido darme unos instantes de tregua y me ha regalado unos tacones y un sueño…

viernes, 15 de abril de 2011

Ven, acércate


Quiero nuestro primer beso…

Hoy mientras ponía los pies en el suelo recordaba con cariño uno de los primeros besos que me han dado. La película había terminado, los niños llevaban horas durmiendo, al día siguiente teníamos que estar frescos y despejados… pero alguien debía volver a casa. Cerré los ojos y una bandada de mariposas pasaron rozando mis labios. No fui capaz de moverme, ni tan siquiera de cerrar la puerta…

Siempre recordaré ese gran atrevimiento inocente que me devolvió la vida. Si…
Si, por aquel entonces ya era madre, me desvivía por mis hijos, trataba de labrarme un futuro laboral y había desterrado a la mujer que parecía sucumbir ante la brutalidad de mis demás facetas personales. La olvidé obligándola a huir… Y aquel beso me la devolvió, haciéndome consciente de lo injusta que había sido mi actitud. Olvidar, sin más, aquella parte de mí, la que me había empujado a ser lo que era…
Siempre he dejado que la vida me sorprenda y la he afrontado con responsabilidad anárquica. Y ahora soy consciente que he vuelto a cometer “casi” el mismo error, me he olvidado de ella, aunque esta vez no vaga errática en una bandada de mariposas. Pulula de aquí para allá intentando descifrar sin descabalar atávicas actitudes que la tienen secuestrada en un colchón de serenidad.

Es simple y maravilloso. Acércate y bésame…

lunes, 11 de abril de 2011

Ahh!!!


¿Os habéis levantado alguna vez con una desazón descontrolada?

Desazón. Desazón ya que ayer no fuisteis capaces de leer entre líneas y preguntar qué estaba pasando. Y no pasaba nada grave, ni extraño, simplemente era nostalgia con tintes de tristeza y propuestas de futuro. No lo visteis, no estuvisteis diestros.

Cuan difícil es intentar provocar una conversación con alguien que esta resignado. No nos dirá nada por que sus pensamientos van por delante. “… no puedo decir esto, no siendo que…” “… interpretará que estoy…”
La resignación no es la mejor consejera, pone grilletes a las palabras. La resignación convierte en tabú muchas de las palabras que deberían de surgir en las conversaciones entre amigos. Bucles que vuelven a nosotros como el agua que erosiona el lecho de un río, recordándonos una y otra vez que aquel camino ya lo recorristeis una vez y no llevaba a ninguna parte, básicamente fue un camino estéril. Y aunque abandonasteis el camino, ahora se torna verde y escucháis de nuevo su obligado canto callado.

Desazón, resignación… y palabras atoradas en la boca.

miércoles, 23 de marzo de 2011

¿y ya?


… mientras la madre tierra parece agitarse contra el maltrato humano uniéndose a las voces de los pueblos, el conformismo sigue campando a sus anchas en los que por naturaleza son inconformistas…

Señalamos con palabras las actuaciones de los dirigentes mientras nuestras manos las acompañan con sordos improperios más duros… ¡y ya!, esa es toda nuestra indignación.
Todo parece estar en los más altos niveles de alerta, los políticos no logran refrigerar con eficacia el malestar social hacia su clase. Curiosamente cada uno de nosotros tenemos una vara de medir diferente, y sorprendentemente, esa vara de medir cambia aparentemente de forma caprichosa dependiendo de la acción, el color, la persona o las siglas a las que se refiera la medición.

…Creemos casi incondicionalmente a quien manipula la información y rema contracorriente.
…Odiamos casi visceralmente a quien manipula la información y rema contracorriente.

¿Qué pasaría si en conciencia objetáramos a las urnas?

Desde mi consumada ignorancia política no quiero ser responsable de que personas sedientas de poder, faltas de conciencia, incapaces de rectificar, hurañas para con sus enemigos políticos…, y por supuesto, con muy buenas intenciones, pingües salarios, abultadas pensiones…, no quiero ser responsable de que, sean los dirigentes comprometidos con sus bolsillos, su buena imagen, la estupenda popularidad y el infortunado pueblo.

lunes, 14 de febrero de 2011

... ¿a qué esperas tu?

Esperar…no queda otra…

… pasa la gente por la calle, los coches van y vienen buscando aparcamiento, la lavadora repite su eterna canción, la televisión sigue intentando entretener… todo pasa y nada llega…
… el teléfono suena, pero no es la llamada que espero… y el reloj, ese artilugio que parece estar conchabado con un falso destino de inactividad, reduce el espacio que hay entre las cuatro paredes de mi casa… Todos a mi alrededor siguen hacia adelante ¿funcionan bien sus relojes? Si, claro que funcionan.

… allí, en aquel rincón del salón, asoman mis apoyos callejeros. Ellos también esperan. No sé muy bien a qué, ¿a ser invitados de nuevo a un lento paseo? ¿a descansar y volver a coger polvo en el armario? … no sé, quizás simplemente no desesperan…

¡Suena el teléfono! … publicidad.

… los apuntes me acusan desde sus inmaculadas carpetas, de no ser manoseados una y otra vez, mientras esa vocecita interna me dice, rompe tu pauta y dales una buena paliza… mas no tengo ánimo, ni siquiera tengo fuerzas ni el más mínimo atisbo de energía para concentrarme en la didáctica de la educación…

Aquí estoy, esperando…desesperando… he detenido mi vida y con ella el tiempo mientras me repito una y otra vez, si quieres cambiar algo, haz algo para cambiarlo…

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