lunes, 27 de abril de 2015

...vivo

Sonrió, no por nada en especial, pero era lo que tenía que hacer en aquel momento. Tras aquella sonrisa había un torbellino de pensamientos y sensaciones que se estrellaban una y otra vez contra el mismo muro.
El círculo vicioso en el que se sentía inmerso desde hacía mucho tiempo, volvía a hacerse real. No se lo podía creer. De nuevo se había relajado, los muros habían desaparecido, y de nuevo se veía sorprendido por sensaciones y sentimientos incontrolables. Ahora, solo podía volver a desempolvar la jaula, encerrarlos y dejarlos morir de inanición.
No sabía muy bien cómo podía haber pasado, pero había pasado. Quizás demasiadas conversaciones, demasiados momentos de risas, demasiadas miradas, demasiadas complicidades, demasiados silencios, demasiadas confidencias, demasiada naturalidad, demasiado…
Simplemente tenía que coger aíre, y dejar salir aquello que racionalmente pensaba, y eso hizo.
Las razones, esas que inclinaban la balanza a favor del “solo quiero que esté bien, todo lo demás no tiene importancia” eran obvias, al menos para él; edad; vivencias; otras personas… Nunca sería suficiente para nadie, o al menos no era suficiente para ella. Así lo pensaba, así lo creía, aunque no era lo que sentía, aunque pronto lo sentiría. El tiempo, ese, volvería a jugar sus cartas con implacable rectitud.
Volver a levantar muros, reparar la coraza, y disfrutar de su rutina diaria, sabía que debía curarse, ahora que la herida aún no era profunda. Estaba a tiempo para romper ese círculo vicioso que tanto lo atormentaba… Tan solo necesitaba dejar de ver señales donde había normalidad, y eso ya lo había hecho antes, así que esta vez sería más fácil…

Atormentado, frustrado, acongojado (acojonado), desilusionado, entristecido, abrumado… pero de nuevo se sentía vivo…

Entradas populares