martes, 29 de noviembre de 2011

...dejándome...


Allí, donde se cruzan los caminos de lo humano y lo divino, allí, donde el horizonte olvida su nombre, allí… allí todo parece posible. Se engalanan las chabolas, los invidentes dirigen el tráfico, los políticos me representan, los comentarios recalcitrantes son sexys, incluso los perros hablan… allí, en aquel lugar que durante mi infancia visitaba pensándolo eterno y localizable… allí han dejado las musas todas mis ideas positivas, y esas ganas de ser… estoy secuestrada por un territorio inhóspito… dos mundos distintos y habitables se venden ante mi… la duda me va ganando la partida, la cordura y la desazón comparten la misma vivienda (me ofrecen una habitación sin ventana); la lujuria y la sensatez viven en aquella casa roja (tienen un precioso jardín); la locura y la sensibilidad viven enamoradas; la dignidad está a punto de mudarse al sótano (no puede pagar el alquiler); la vergüenza y la humildad han comenzado a vivir juntas (en la entreplanta de aquel hotel abandonado); el trabajo ha decidido irse de okupa (no aguanta más la presión); la salud decidió dejarse marchitar en el patio de atrás del colegio; la esperanza… la esperanza era verde y se la comió un burro (Resignación le decían) … y yo he de decidir con quien me quedo… secuestrada en un territorio salvaje, por inventar, con ganas de todo y fuerzas de nada; de momento… dejándome llevar.

martes, 1 de noviembre de 2011

...ambrosía...




Preñada de buenas sensaciones, así regreso a casa.

Abusando de su maravillosa hospitalidad he invadido el territorio que cuidan para disfrutar de momentos hogareños bajo la atenta mirada de un cielo despejado y unas asombrosas montañas que parecen esconder cada uno de esos pequeños prados de los que brotan antiguas y atávicas historias como los pájaros esconden sus nidos colmados.

Me han prestado el tiempo, tiempo para poder disfrutar, reír, charlar… me han prestado mi tiempo de reencuentro conmigo misma sin prisas, sin preocupaciones, sin ataduras, me han prestado mi tiempo y en su compañía he descubierto senderos sembrados de sonrisas, brazos en los que apoyarme sin miedo, silencios cargados de significado, dibujos culares espectaculares, perspectivas actuales diferentes y sorprendentes. Todos tan diferentes y tan dispuestos a disfrutar juntos. El tiempo se ha enamorado de ellos y no es de extrañar, siempre dispuestos, siempre atentos, siempre con esa sensibilidad tan particular…

He desayunado bajo los rayos del sol, mientras octubre se despedía de nosotros; he recordado que los sentimientos no los puedes guardar en un cofre, hay que ponerlos al sol para que maduren; me he sentido parte integrante, no ha habido prisas para llegar a ningún sitio (aunque a Kiko se le terminase la cerveza), acompasándose a mi lento ritmo; he disfrutado de mis primeros calvotes de la temporada (y creo que los únicos)… dos días empapados en el alma de la precursora del encuentro, dos días profanando mi rutina, dos días brindados a no saber,(después de tantas palabras), como agradecer la compañía… dos días a los que el resto envidiaran con osadía…

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