viernes, 15 de abril de 2011

Ven, acércate


Quiero nuestro primer beso…

Hoy mientras ponía los pies en el suelo recordaba con cariño uno de los primeros besos que me han dado. La película había terminado, los niños llevaban horas durmiendo, al día siguiente teníamos que estar frescos y despejados… pero alguien debía volver a casa. Cerré los ojos y una bandada de mariposas pasaron rozando mis labios. No fui capaz de moverme, ni tan siquiera de cerrar la puerta…

Siempre recordaré ese gran atrevimiento inocente que me devolvió la vida. Si…
Si, por aquel entonces ya era madre, me desvivía por mis hijos, trataba de labrarme un futuro laboral y había desterrado a la mujer que parecía sucumbir ante la brutalidad de mis demás facetas personales. La olvidé obligándola a huir… Y aquel beso me la devolvió, haciéndome consciente de lo injusta que había sido mi actitud. Olvidar, sin más, aquella parte de mí, la que me había empujado a ser lo que era…
Siempre he dejado que la vida me sorprenda y la he afrontado con responsabilidad anárquica. Y ahora soy consciente que he vuelto a cometer “casi” el mismo error, me he olvidado de ella, aunque esta vez no vaga errática en una bandada de mariposas. Pulula de aquí para allá intentando descifrar sin descabalar atávicas actitudes que la tienen secuestrada en un colchón de serenidad.

Es simple y maravilloso. Acércate y bésame…

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