martes, 9 de diciembre de 2014

Préstame dos minutos...

…Y cuando llegue la noche, al final del día, guárdame un ratito, para poder espantar juntos esos fantasmas que durante el día han ido enganchando cadenas a los pasos dados.

…Y claro que me gustaría acurrucarme en ese hueco tan acogedor que tienes entre tu cabeza y tu hombro; si no lo reconociera me estaría mintiendo; mas tú ahí… y yo aquí…

…Mas préstame ese ratito para cuidarte sin cuidarme y quererme mientras te cuido…

Ojala, algún día encuentres eso que buscas o que perdiste… y espero que sea capaz de reconocer esa intensidad pura y deseo atávico que escondes en la mirada… a la que muy a mi pesar no soy inmune…

Nunca supe esperar, nunca lo he hecho, siempre he querido sin acuerdos previos; sin red de seguridad, no aprendí a cuidarme y a estas alturas no creo que sea capaz de hacerlo… y además, soy demasiado sensible a las personas capaces de hablar con los ojos, capaces de besar con la mirada…


…Y cuidarte mientras te pienso y quererme mientras te cuido…


miércoles, 14 de mayo de 2014

...sílbame...

Últimamente, no encuentro palabras para describir las situaciones que se dan a mí alrededor, y lo peor de todo es que tampoco las encuentro para describir como me hacen sentir. Supongo que me estoy haciendo mayor, que mis canas ya no son exclusivamente visuales, ahora se están convirtiendo en ejemplos claros de mi desasosiego personal (y tengo unas cuantas). Aunque también he de escribir que la sensación que tengo es que sigo siendo una niña, de las que creen que cuando se dice algo es cierto, de las que piensan que las promesas se cumplen, de las que sienten de verdad y dicen la verdad, de las que inventan cuentos y tienen sueños, de las que sienten que el refugio más seguro es el que la familia presta y los amigos dan; de esas niñas que todos tratábamos de no ser y en el fondo éramos.

Así que al parecer tengo una clara descompensación entre lo que mi cuerpo dice que soy y lo que yo creo que soy (y cuando digo “soy”, me refiero a “siento”). Mi cuerpo quiere que sea adulta, que vista como una señora de caderas anchas y redondeces varias; y yo quiero seguir con mis vaqueros viejos, mis camisetas desgastadas, mis zapatillas… Mi cuerpo quiere que acepte que los demás tienen sus vidas y eso les excusa a la hora de empatizar; y yo quiero que a pesar de que cada uno tiene su vida y las prioridades cambian, haya cosas que no cambien nunca… Mi cuerpo quiere que deje los sentimentalismos aparcados; “las cosas son así” no para de repetirme;  y yo quiero…

Y yo quiero que la vida transcurra, pero seguir sintiendo que necesito de mi gente y que mi gente está ahí; seguir sintiendo que soy necesaria para los míos, para mi gente, para mis amigos… Y a veces eso solo significa un mensaje que diga “me lo pasé genial, me hubiera encantado que estuvieras” o “he tenido un día de perros, ¿qué tal el tuyo?” o “oí esto y me acordé de ti”…


Quizás parezca sencillo, pero al parecer no lo es…




martes, 29 de abril de 2014

No sé vivir comedida...

No sé vivir comedida, no sé hacerlo… es más, no quiero hacerlo. Y con ello no digo que no haya que tener mano izquierda, o ser cortes o educada, en ocasiones ridícula incluso los hay que se atreverían a llamarlo hipocresía. Otros me acusarían de exceso de sensibilidad, de empatizar en demasía. Cada uno que lo vea como quiera (no soy nadie al fin y al cabo). Lo que sé y la gente que me conoce sabe que… no sé vivir comedida…

Cuando río; río de verdad...
Cuando lloro; lloro de verdad...
Cuando estoy triste; lo estoy de verdad...
Cuando beso; beso de verdad...
Cuando muerdo; lo hago de verdad...
Cuando me lo paso bien; lo hago de verdad...
Cuando protejo; protejo de verdad...
Cuando quiero; quiero de verdad...
Cuando halago; halago de verdad...
Cuando amo; amo de verdad...
Cuando disfruto;…
Cuando vivo;…

No sé vivir comedida, no sé. Las medias tintas pueden estar bien, pero no para mí. Puedo aparentar durante cinco minutos e irme y dejar la sensación deseada; si esos cinco minutos se alargan, esa sensación será posiblemente equivocada. No sé ser comedida, quizás un error importante, quizás debería aprender… 

(También debería aprender a no escribir con más de 38ºC de temperatura, pero eso no sé lo contaré a nadie, ni tú tampoco… shhhhh)




viernes, 14 de febrero de 2014

¡Feliz 14 de febrero!

Vaya, ya estamos en febrero. San Valentín, nada más y nada menos. Una fecha que despierta pasiones; pasiones de todas las clases, gustos y colores. Mirad alrededor y observad.

Hay personas que viven esta fecha como si fuera el día más importante de su vida; compran decoración, fresas, champán, ropa interior sexy… con un poco de suerte tendrán pareja para compartir un gran momento y si no la tienen, esperaran a que suene el timbre y aparezca la persona… (nunca se sabe, esas cosas pasan… a la conocida de una amiga de una amiga…).

Hay personas que reniegan, no quieren oír del tema. ¡Tonterías y más patrañas! 14 de febrero, viernes; víspera de fin de semana. Un día como otro cualquiera, trabajo, casa, amigos, familia… (luego celebran el día de San Patricio como una de las grandes fechas del año, en fin, cada uno celebra lo que quiere y puede).

Hay personas que retrasan momentos especiales para vivirlos en fecha tan señalada, así no tendrán que recordar una fecha más. ¡San Valentín! Hoy toca celebración, regalo y momentazo. Sin complicaciones (simples, sencillos, prácticos…)

Hay personas que lo celebran, pero no junto a quien quieren estar, lo celebraran con su pareja deseando que llegue ese mensaje, ese wassap, ese telegram… para dejar que la sonrisa real salga a la luz. (Triste, lo sé, pero esto, esto pasa mucho más que lo del timbre…).

… …
… …

Ya os lo decía, pasiones de todo tipo de clases, gustos y colores. Y a pesar de todo ello, el calendario hoy dice que es 14 de febrero, San Valentín, día de los enamorados… Una celebración, una excusa para dar un beso un poco más tierno, un abrazo un poco más largo o una caricia un poco más… (seguro que se os ocurre una palabra para terminar la frase). Y seguro que todos estamos, (de una manera u otra), enamorados… enamorados de nuestra ciudad; de nuestra pareja; de nuestro país (o del último que visitamos); de nuestro trabajo; de nuestros amigos; de nuestra familia; de nuestros sueños; del vecino de séptimo; o de nuestro perro… Y para celebrarlo que cada uno lo haga sin sentirse coartado, cohibido o presionado… un libro es tan buen regalo como una sonrisa o un “buenos días”… así que salid ahí y celebrarlo (que con la que tenemos encima cualquier motivo de felicidad es estupendo).


¡Feliz San Valentín! ¡Feliz día de los enamorados! ¡Feliz 14 de febrero! ¡Feliz viernes!

martes, 11 de febrero de 2014

El reflejo...

El espejo devuelve la imagen que tú quieres ver, o al menos, la que eres capaz de ver. 

El mío no devuelve gran cosa, la mayoría de las veces tan solo devuelve una figura emborronada con cartelitos que no logro leer aunque, en esencia, los entienda.

Emborronada por las circunstancias, por las dolencias, por los años, por la rutina, por los pensamientos infinitos que comienzan siendo sonrisas y terminan siendo… Emborronada al fin y al cabo.

Solo veo una persona cansada de luchar contra molinos de viento. Y aunque de vez en cuando se dé una vuelta en uno de sus majestuosos brazos termina en el suelo empuñando la lanza para arremeter contra… no sé muy bien contra qué.

El reflejo no deja lugar a dudas, garabateada, incluso invisible; aturullada, incluso arrugada; rendida…


Y entre las arrugas aún se puede entrever las ganas que de vez en cuando afloran y rinden su pequeño homenaje a lo que un día fue, antes de ser engullidas de nuevo por la visión que el cristal devuelve. Ensoñaciones apagadas de lo que quiso ser y no fue.

Y sales a la calle, sin rumbo fijo, para poder decir al menos: “hoy salí” y te sientes transparente, cual fantasma, sin cadenas, sin horripilante voz, sin… transparente.


Sé que todo esto será temporal, eso me dice desde su gran púlpito mi cabeza, pero me siento tan cansada, tan apagada, tan triste… que todas mis ganas son de desaparecer, de abandonar, de huir… Sé que no puedo dejarme, no puedo rendirme… pero cada día las ganas son menos, las fuerzas flaquean y la idea de descansar comienza a ser demasiado atractiva…



Emborronada, transparente, cansada, abandonada… el reflejo tras el cristal.

Entradas populares