sábado, 21 de abril de 2012

Ángeles...


¿Existen los ángeles? No puedo negarlo, aunque si afirmarlo.

Siempre o casi siempre he tratado de no definirme, pero he de decir, para ser fiel a mi misma, que no soy creyente, tal y como entendemos en la sociedad actual este vocablo.

Creo en mis hijos, dos maravillosos seres capaces de hacerme tocar el cielo y arrastrarme por la preocupación con los más ínfimos detalles. Creo en mi familia que casi siempre ha estado ahí, a su manera, con sus exigencias, sus juicios, su generosidad, su humildad. Creo en mi gente, con sus silencios, sus desapariciones, su saber estar, sus egoísmos, su derroche. Creo en la gente, con sus ilusiones, sus problemas, sus miserias, sus extravagancias, su ignorancia, sus opiniones, sus expectativas. Creo en las personas que dan a cambio de nada, simplemente por el hecho de hacer suyos los problemas de los demás. Creo en la conciencia social, independientemente de las ideologías políticas, porque en ella está la evolución humana. Creo en los pequeños detalles, esos que hacen que los días sean diferentes. Creo en las palabras, en todas y cada una de ellas, hacen interesantes nuestras vidas. Creo en el arte siempre capaz de despertar sensaciones. Creo en la curiosidad sana que nos empuja a conocer cada día algo nuevo. Creo en las relaciones entre las personas, independientemente del sexo, edad, ideologías o creencias. Creo en el poder de la información y lo dañina que puede ser cuando esta se manipula para obtener de forma fraudulenta objetivos prefijados. Creo en el conocimiento, ya que él nos da la facultad de opinar, discernir, elegir, errar… Creo en el amor, las sensaciones, las mariposas en el estomago, la pasión, los besos, los abrazos, los sentimientos… Creo en las contradicciones, son estupendas y son el algo diferente de cada uno. Creo en aquellos que entran en nuestras vidas y la ponen patas arriba. Creo en el poder de la naturaleza. Creo en la vida y esas tentaciones que nos regala para deleitarnos. Creo en la mirada de mi gente, ese poder infinito que las palabras tratan de plasmar y no logran conseguir. Creo en las caricias, su calidez, su significado, su esplendido poder de curación. Creo en el respeto y la tolerancia, de todos por todo, o casi todo. Creo en mi misma, con mis miserias, mis complejos, mis inseguridades, mis miedos, mis torpezas, mis ilusiones, mis palabras, mis acciones, mis errores, mis vivencias, mis ganas de más, mis pasiones, mis tentaciones, mis abrazos, mis…

Creo en los ángeles, en los terrenales, en esos que se cruzan en tu vida y se quedan haciéndola interesante, divertida, pasional… convirtiéndola en merecedora de ser vivida…

Creyente, el significado convencional no fue de mi gusto nunca. Quizás mi significado no sea el correcto, mas como podéis leer soy creyente ¡y mucho! Y si, creo en los ángeles… quizás los míos sean de carne y hueso, de los que ríen, sienten rabia, se apasionan, lloran, besan… creo en ellos, quizás más imperfectos pero ángeles, mis ángeles, al fin y al cabo.

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