jueves, 4 de octubre de 2012

...rúbrica sencilla


El día había sido largo y muy cansado. El camino hasta casa, interminable, ni el tiempo acompañaba, lloraban las nubes, el viento enrabietado no dejaba descansar las ramas desnudas de los árboles. Rulo estaba escondido bajo el seto, tratando de guarecerse de la lluvia, no le gustaba su caseta.


Sacudió las gotas de agua que se habían posado sobre su chamarra y restregó los zapatos en el felpudo. Sólo una tenue luz se escapaba de la puerta entreabierta del baño. Dejó las llaves encima de la cajonera de la entrada, colgó su abrigo en el perchero, se deshizo del calzado junto a la cama… semidesnudo se coló en el ambiente húmedo del baño. Terminó de desnudarse y en medio del silencio roto por el agua de la ducha se deslizó junto a ella. Aquella sonrisa calentó su alma, esa misma sensación invadió su cuerpo al acercarse un poco más… el jabón recorría su espalda, no pudo evitar envidiar su camino… acarició su piel descubriendo secretos, rozó su cuerpo susurrando besos, coqueteó suavemente con cada rincón… sus dedos escribían el más delicado de los poemas sobre renglones exquisitamente curvados... el agua bailaba al son de suspiros plenos… las palabras se escondieron bajo las toallas por miedo a diluirse…



El silencio reinaba, ni una sola palabra había contaminado aquel momento. Se deslizaron bajo aquella manta que en otro tiempo pareció pequeña. No buscaron, sólo encontraron. La delicadeza tornó en deseo, y las piezas redescubiertas bajo el agua comenzaron a encajar…


Durmieron juntos, mas no el uno al lado del otro, durmieron como hacía tiempo no lo hacían… El amanecer los sorprendió desperezándose de la noche…

Con el café aún en la mano, se acercó y besó sus labios. Recogió las llaves de la cómoda de la entrada y salió por la puerta. Rulo jugueteaba con una pelota vieja, era sencillamente feliz.



Cuando regresara, transcurrido el día, su perro sería el único que se emocionaría por su vuelta. No volverían a compartir manta, ni volverían a dormir juntos… aquella fue la bella rúbrica que pusieron a su historia, nada de reproches, ni portazos, ni gritos, ni lágrimas, simplemente una despedida llena de buenos recuerdos…

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