viernes, 11 de enero de 2013

Esencia de promesa


…Qué difícil es estar tan cerca y no poder besarte…, había dicho en pensamientos una y mil veces mientras trataba de conciliar el sueño.

…Qué difícil es estar tan cerca y no poder sentirte…, había dicho con la mirada mientras buscaba el arcoíris entre el blanco y el negro.


Aún no creía que hubiera sacado aquel billete. El tren traqueteó durante unas  horas. Las imágenes que la ventana le devolvía cambiaban paulatinamente. El amarillo iba desapareciendo y el verde invadía cualquier espacio. Su aventura podía ser una locura, pero sería una gran historia que contar a los nietos, pasara lo que pasara…
El amanecer le acompañaba en su pequeña escapada. Una pequeña maleta le recordaba que su decisión parecía parte evidente de una enajenación pasajera. Bajó la ventanilla para disfrutar del primer aire del alba. No había mucho tráfico, le gustaba conducir…


Allí estaba… Inés se había descalzado, hacía demasiado tiempo que no sentía bajo sus pies esa sensación tan deseada. Aún le quedaba media hora…
Desde la cafetería podía descubrir una y otra vez aquel paisaje que no reconocía y tanto había echado de menos. Juan disfrutaba de su café…


Las siguientes horas transcurrieron entre palabras mudas preñadas de deseo, suspiros robados a caricias prohibidas, y preguntas impedidas que por fin encontraban voz. Unas horas, unos instantes… una vida tornada en esencia…


Hace algún tiempo, Inés y Juan habían prometido encontrarse lejos de todo. Entre risas y bromas, eligieron un lugar desconocido para ambos, un día al azar y una hora. Ninguno volvió a mencionar la conversación, mas ninguno de los dos la olvidó…

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