lunes, 29 de octubre de 2012

¡Que vivan!


¡Que vivan esas personas sencillas! Que vivan las que son capaces de disfrutar del momento olvidando si pudieron estar en otro lugar mejor; que vivan las que agradecen los gestos pequeños como si fueran los más grandes; que vivan los humildes que no olvidaron su origen… que vivan…

¡Que vivan esas personas simples! Que vivan las que valoran la compañía sin importar el cómo ni el cuándo; que vivan las que saborean los esfuerzos y sus logros… y están orgullosas de ello, que vivan…

¡Que vivan esas personas plenas! Que vivan las que comen una tortilla como si de ambrosía se tratase; que vivan las que se dan cuenta y actúan; que vivan las que se dejaron de preocupar de los artificios y se ocupan de su gente… que vivan…

¡Que vivan esas personas auténticas! Que vivan las que lejos de juzgar tratan de comprender; que vivan las que son exigentes primero consigo mismas y después con los demás; que vivan las que abrazan sin miedo… que vivan...

jueves, 4 de octubre de 2012

...rúbrica sencilla


El día había sido largo y muy cansado. El camino hasta casa, interminable, ni el tiempo acompañaba, lloraban las nubes, el viento enrabietado no dejaba descansar las ramas desnudas de los árboles. Rulo estaba escondido bajo el seto, tratando de guarecerse de la lluvia, no le gustaba su caseta.


Sacudió las gotas de agua que se habían posado sobre su chamarra y restregó los zapatos en el felpudo. Sólo una tenue luz se escapaba de la puerta entreabierta del baño. Dejó las llaves encima de la cajonera de la entrada, colgó su abrigo en el perchero, se deshizo del calzado junto a la cama… semidesnudo se coló en el ambiente húmedo del baño. Terminó de desnudarse y en medio del silencio roto por el agua de la ducha se deslizó junto a ella. Aquella sonrisa calentó su alma, esa misma sensación invadió su cuerpo al acercarse un poco más… el jabón recorría su espalda, no pudo evitar envidiar su camino… acarició su piel descubriendo secretos, rozó su cuerpo susurrando besos, coqueteó suavemente con cada rincón… sus dedos escribían el más delicado de los poemas sobre renglones exquisitamente curvados... el agua bailaba al son de suspiros plenos… las palabras se escondieron bajo las toallas por miedo a diluirse…



El silencio reinaba, ni una sola palabra había contaminado aquel momento. Se deslizaron bajo aquella manta que en otro tiempo pareció pequeña. No buscaron, sólo encontraron. La delicadeza tornó en deseo, y las piezas redescubiertas bajo el agua comenzaron a encajar…


Durmieron juntos, mas no el uno al lado del otro, durmieron como hacía tiempo no lo hacían… El amanecer los sorprendió desperezándose de la noche…

Con el café aún en la mano, se acercó y besó sus labios. Recogió las llaves de la cómoda de la entrada y salió por la puerta. Rulo jugueteaba con una pelota vieja, era sencillamente feliz.



Cuando regresara, transcurrido el día, su perro sería el único que se emocionaría por su vuelta. No volverían a compartir manta, ni volverían a dormir juntos… aquella fue la bella rúbrica que pusieron a su historia, nada de reproches, ni portazos, ni gritos, ni lágrimas, simplemente una despedida llena de buenos recuerdos…

miércoles, 3 de octubre de 2012

...nuestro desastre...


…tras la ventana se dibujaba la silueta de una mujer. Dio un pequeño toque en el cristal. La ventana se abrió y una sonrisa le dio la bienvenida. Llevaba el pelo recogido en una mezcla de coleta descuidada y moño enmarañado. El pijama era viejo, dado de sí, sus muchos lavados dejaban entrever su figura. Llevaba una bayeta en la mano, amarilla, de las que sirven para recoger las migas de pan de la mesa…


-¡Entra! ¿Te apetece un café? Acabo de poner una cafetera. Te abro la puerta, espera…

…olía a café, el aire circulaba libremente, las ventanas estaban abiertas. El cubo de la fregona en el pasillo delataba que las tareas de la casa estaban a punto de ser terminadas. Sin mediar palabra un abrazo le sorprendió gratamente, acogedor, delicado, sentido...

-¡Pasa! Curiosea, voy a por dos tazas de café, lo quieres con leche, ¿verdad?

…las paredes estaban desconchadas por una evidente humedad que había echado a perder la pintura, los muebles descabalados, ninguno tenía que ver con otro, una cama hacía las veces de sofá en el salón, las bombillas de bajo consumo colgaban de sus casquillos sin otro ornamento que el techo blanco, libros y libros por todas partes, en la entrada, en el salón, en el pasillo, en las habitaciones, fotos de familia y recuerdos de trabajos infantiles, había siluetas de manos blancas en el pasillo, sobre las paredes…

-Estaba terminando de recoger un poco, ¡ordenando el caos!, al menos intentándolo. ¿No habías visto la casa? Es un desastre, pero es nuestro desastre…

… sonaba música, un grifo abierto y cubiertos, los olores a comida entraban y salían, la puerta del patio estaba abierta, un patio donde a esas horas se mezclaban la ropa recién tendida, los huevos batidos y un guiso que olía a gloria…

-Pintamos cada dos o tres años, y cada uno elije el color de su habitación y los dibujos que quiere sobre las paredes, en el pasillo (ya por costumbre) ponemos las huellas de nuestras manos… las humedades no nos dejan disfrutar mucho del trabajo bien hecho, nos acostumbramos pronto a los desconchones y las manchas oscuras de humedad… la última vez nos dio por los colores con personalidad, pronto volveremos a pintar, quizás el verano que viene…

…las tazas de café humeaban encima de la mesa del salón, el caos hogareño le atrapó, se sentía a gusto, no lo lograba entender… él, …que idolatraba el minimalismo, que todo tuviera un orden lógico, que todo fuera a juego, que todo… encajara… él, se sentía bien, acogido, sin ganas de que la sensación terminara…


…en ocasiones la vida te muestra que los prejuicios materiales, las falsas imágenes deseadas, el derroche de alienación decorativa, no es más que eso, lugares idílicos donde posarías la mirada incluso el deseo, pero no te sentarías a pasar una tarde de manta y palomitas de maíz… 

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