lunes, 3 de octubre de 2011

...pena...


Las palabras brotan de su boca. Y hay una que nace desde lo más hondo de su alma. La dice con rabia, resignada y con cierto halo de esperanza… pena, la maldita pena… Habla de los dos últimos años de su vida y lo resume verbalizando una sola palabra, pena, aunque con muchos, infinitos, matices. Y mientras habla, la tristeza emana de su cuerpo a borbotones, el cansancio dibuja sus gestos, la resignación acentúa su ritmo…
…mientras, el hielo se derrite en un vaso de café… tanta energía diluida en una relación finita.
Palabras vertidas sustentando una vida durante tanto tiempo, tantas conversaciones planificando un futuro probable… y todas y cada una de ellas encarceladas en un engaño inconsciente disfrazado de emociones nuevas, viajes intrépidos, sentimientos reencontrados… una vida inventada…
¿Reinventamos nuestras vidas para hacerlas únicas?

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