lunes, 15 de abril de 2013

...aturullada...


Empiezo a odiar la sensación que me devuelve el día a día. Todo parece ir atropelladamente, muchos diréis, “al menos todo va”, pues sí, todo va, pero no soy capaz de disfrutar de todo ese “todo va”.
 El trabajo es una locura, sí, estoy comenzando y aún no puedo controlarlo todo, pero hay días que la impresión de que no he sabido hacer nada de nada me persigue como un mal asesino con una guadaña mal afilada, hoy es uno de esos días, ¡necesito minutos de noventa segundos para dar a vasto! 
...Llego a casa tarde mal y nunca, (no me puedo quejar mucho…) y la tarde no quiere darme de sí. Mi mente no para de gritarme: ¡Haz tareas!, ¡implícate en la vida y estudios de los niños! (que, por otra parte,  ya no son tan niños), ¡...la compra!, ¡termina de estudiar, resumir, esquematizar manuales!, esto para evitar estar con la mano levantada la mitad de la mañana… 
...Las once de la noche llegan como si las horas fueran segundos, he hecho todo lo que he podido, y tengo tres mil tareas más que deberían estar hechas… todo va deprisa, aturulladamente rápido… y cuando abro la cama recuerdo que no llamé a mi hermana, o a mi amiga Pilar o que las conversaciones que últimamente he mantenido con mi mejor amigo han sido a través de “wassap” y de conversaciones tenían muy poco… empiezo a odiar la sensación de no tener tiempo para cuidar lo realmente importante, y no sé cómo hacer que todo encaje en mi tiempo y en mi vida. 
Necesito trabajar y quiero seguir trabajando (quizás no sea el trabajo de mi vida, pero me gusta…); necesito pasar tiempo con mis hijos, reírme con ellos, escucharles sin estar haciendo tres cosas más a la vez, quiero mi tiempo con mis hijos; necesito hablar con mis amigos, tranquilamente, sin prisas…quiero que sigan siendo parte de mi vida sin la sensación de olvido o distanciamiento…

Odio esta sensación que me invade desde hace unas semanas y que hoy es especialmente intensa… 

...necesito ... necesito...

Entradas populares